martes, 9 de abril de 2013

Racismo e intolerancia


por Gesse Castelnau Jorrin
Centro Habana

 La integrante del movimiento disidente Damas de Blanco Sonia Garro Alfonso, quien lleva más de un año en prisión, se encuentra ahora en el capitalino hospital Salvador Allende, aquejada del efecto de forúnculos que le han aparecido en diversas partes del cuerpo, por dos bacterias que adquirió en la cárcel El Guatao. Para castigarla por su condición de negra y disidente, las autoridades no le han brindado la debida asistencia médica.
Garro es una mujer de claros principios democráticos que había realizado varias protestas públicas, que evidenciaron su firme actitud contestataria.
En Cuba, quienes se oponen al régimen totalitario imperante corren el riesgo de ir a parar a la cárcel, como ocurrió recientemente, con el escritor Ángel Santisteban, a quien el gobierno condenó a cinco años de privación de libertad, después de acusarlo de cometer delitos fabricados por la policía política, en complicidad con un tribunal de La Habana.
Está más que demostrado que el gobierno se ensaña contra sus oponentes políticos. Pero si éstos son negros, los métodos represivos aplicados contra ellos, espantarían al más valiente de los seres humanos.
Lo más horrible en el caso específico de Sonia Garro, es que se trata de una mujer. Alguien que no posee la constitución física de un hombre, ni está capacitada para enfrentar la tortura.
Quien lleva más de un año encerrado en una horrible cárcel, sin que se le haya celebrado un juicio, experimenta una permanente incertidumbre, máxime, si se sabe inocente de los cargos que se le imputan. A Sonia la acusan de cometer supuestos delitos de atentado y desorden público.
Para los dirigentes de un régimen intolerante, como el cubano, quienes dicen lo que piensan y ejercen los derechos fundamentales reconocidos por la Organización de Naciones Unidas, son enemigos del país en que nacieron.
Un ejemplo de ello, fue la detención, el siete de abril último, de 54 Damas de Blanco, en la provincia de Santiago de Cuba. Éstas intentaban asistir a una iglesia local, para orar por los presos políticos.
Pudiera creerse que a la señora Garro la arrestaron sólo por motivos políticos. Pero no, el color oscuro de su piel provoca desprecio en aquellos que han hecho posible que la gran mayoría de los presos cubanos y de los pobres del país, sean afrodescendientes.
El injusto encarcelamiento de Sonia Garro Alfonso, la negativa de las autoridades a brindarle una adecuada asistencia médica y a liberarla, -porque es inocente-, demuestran que en Cuba hay un gobierno racista e intolerante.
yeyeirde@gmail.com      

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