Gesse Castelnau Jorrin
Centro Habana, La Habana
Hay un refrán
muy popular,en Cuba, que dice que el Diablo no regala caramelos. Satanás, según
reza la Biblia, vino a robar y a matar y a destruir.
En tal sentido
puede afirmarse que los regímenes totalitarios de izquierda no conceden
derechos de forma gratuita. Cuando lo hacen, bajo presión popular, o
internacional, cobran una elevada cuota.
El 14 de enero,
del presente año, el gobierno de La Habana puso en vigor una nueva ley migratoria.
La misma amplía, un poco, las oportunidades de la ciudadanía, para viajar al
exterior, derecho fundamental imposible de ejercer, durante los 52 últimos años
en la isla.
Antes de la
aplicación del mencionado instrumento jurídico, no era un secreto para la
nomenclatura comunista que la inusitada salida al extranjero de miembros de la
oposición y de la emergente sociedad civil, pondría en dudas el discurso
oficial. La realidad actual ha demostrado que las denuncias contra el gobierno,
formuladas por los disidentes que han viajado, en las últimas semanas, a
España, Alemania, Polonia y a otros países, han puesto en aprietos a los viejos
caciques isleños.
La dictadura
presidida por el general Raúl Castro, previó estas incómodas consecuencias. Sus
tanques pensantes, incluidos los altos jefes del cuartel general de la policía
política, elaboraron un meticuloso plan para reaccionar ante la ofensiva de la
disidencia en el extranjero. No podía haber sorpresas para los funcionarios del
Ministerio de Relaciones Exteriores; tampoco para quienes tienen la bochornosa
labor de reprimir a los librepensadores cubanos.
Tan es así, que
el gobierno movilizó a sus mejores peones para, una vez que comenzaran a viajar
los representantes de la disidencia al exterior, lanzar un gigantesco ataque a
profundidad, contra sus instituciones y personalidades.
Blanco esencial
de esta desproporcionada embestida lo ha constituido el movimiento disidente
Damas de Blanco “Laura Pollán”, la principal agrupación de la oposición interna.
La insidiosa campaña mediática desarrollada contra su indiscutible líder, Berta
Soler Fernández,es una prueba de ello. Un video exhibido recientemente, que
trascendió a la prensa internacional, sobre presuntos actos de corrupción en la
organización femenina, así lo confirma.
Ya en el pasado
reciente, agentes del gobierno corrieron el rumor de que Laura María Labrada
Pollán vivía en una lujosa residencia comprada, supuestamente, con dinero que
le entregó su extinta madre. La mentira fue tan burda que no se sostuvo por
mucho tiempo.
Una humilde y
pequeña casa, compuesta de una sola pieza, con una escalera de madera podrida,
una butaca, una cama, un viejo escaparate, un antiguo televisor y escasas
ropas, son las riquezas de esta compatriota. Los vecinos de la barriada de
Pueblo Nuevo, ubicada en el capitalino municipio de Centro Habana, son testigos
de ello.
No ha escapado
de este artero pase de cuentas, la redacción de este semanario Primavera
Digital. Las víctimas principales de esta grosera cruzada han sido su director
Juan González Febles y Luis Cino, su subdirector. Contra ellos la artillería
gubernamental ha lanzado una potente andanada de mentiras.
Contra el ex
prisionero político Oscar Sánchez Madan, periodista independiente y miembro de
la Junta Directiva del Movimiento Independiente Opción Alternativa, se ha
desarrollado, también una campaña de descrédito. El apoyo que este brinda a
jóvenes comunicadores ha molestado a la dictadura, por eso intentan
descalificarlo, al igual que a otros importantes actores de la emergente
sociedad civil.
Preocupa el
hecho de que cuando agentes de Seguridad del Estado difunden un rumor entre la
disidencia, casi siempre, aparecen supuestos opositores que se hacen eco, con
muchísima rapidez, de los embustes oficialistas. Alarma que verdaderos
demócratas, con ánimo de desmentir los
falsos rumores, se conviertan, involuntariamente, en voceros de los represores.
Ocupar todo su
tiempo en trabajar para impulsar el cambio político que conduzca a la
edificación de un estado de derecho, es esa la misión de la disidencia. Nada ni
nadie deben apartarla de ese camino; ni los chismes, ni las calumnias, ni los
rumores infundados.
Hay una sola
manera de enfrentar esta ¿nueva? táctica del adversario: lanzar una pujante ofensiva
que conmueva a la nación. Esto significa, incrementar las denuncias sobre los
problemas que afectan a la población, estrechar más los vínculos con ella,
coordinar más la labor de todas las agrupaciones opositoras, prestar especial
atención a las inquietudes de la juventud y conducir a esta, por el sendero del
cambio.
No hay que
preocuparse mucho porque los perros ladren otra vez. Esa es una muy buena señal
que indica que la disidencia avanza y que nadie la detendrá.
reportasincensuracuba.blogspot.com
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