Gesse Castelnau Jorrin
Centro Habana
Pasan los días y
las noches y un concepto viene una y otra vez a mi mente: la unidad. Ese factor
imprescindible, para que los grupos y personalidades de la disidencia interna
cubana podamos mostrar al mundo un sólido rostro, que estimule el respaldo de
la población hacia nosotros, y la solidaridad internacional. Objetivo: acelerar
un cambio pacífico hacia la democracia.
La sangre de
nuestros compatriotas fusilados; de los recluidos en horribles prisiones, por
motivos políticos; de los torturados y de los condenados a someterse a un
forzoso exilio, nos llama a continuar en ese necesario empeño.
Los integrantes de
la oposición y de la sociedad civil nos esforzamos, desde hace años, por formar
una coalición nacional, que nos permita aunar esfuerzos y coordinar la labor de
los principales grupos que se oponen al anticuado régimen totalitario que
impera en nuestro país.
Concilio Cubano, la
Asamblea Para Promover la Sociedad civil y otras brillantes iniciativas que
buscaban fomentar la unidad de las fuerzas democráticas dentro de la isla, ya
son historia. La Agenda Para la Transición Cubana -que tomó gran impulso cuando
se originó-, aunque existe y realiza una importante labor a favor de la
democratización de la isla, no la integran imprescindibles agrupaciones con las
que hay que contar para que el deseado cambio se produzca.
Por eso me atrevo a
invitar a todos los que con gallardía y denuedo enfrentan a un sistema político
basado en el crimen, la represión y la mentira, a unirnos. Unidad en la
diversidad, es esa, nuestra principal tarea.
Enterremos nuestras
diferencias –quienes las tengan-, y concentrémonos en las cosas que nos unen,
como cubanas y cubanos demócratas.
Rescatemos ahora, y
no mañana –podría ser tarde-, el espíritu unitario del Partido Revolucionario
Cubano fundado por nuestro Héroe Nacional José Martí, en el siglo XIX.
Una concertación
nacional que posibilite que trabajemos juntos y en armonía, es el sueño de
todos los patriotas que, con frecuencia, somos insultados, detenidos y
golpeados por los agentes de la policía política. Una coalición con una
dirección colegiada, cuyos integrantes pongan a Cuba, antes que todo, en sus
mentes y sus corazones, es nuetro anhelo.
El llanto de los
familiares de Pedro Luis Boitel, de Juan Wilfredo Soto García, de Orlando
Zapata Tamayo, de Oswaldo Payá Sardiñas, de Laura Pollán y de muchos otros
compatriota, nos exhorta a ser inteligentes en esta hora decisiva.
En lo
personal, no quiero ver más a mi esposa,
Magela, en peligro de muerte, por una negligencia médica, en un hospital del gobierno;
ni tampoco saber que a varios de mis amigos los han apuñalado en riñas
callejeras, donde muchas veces la policía no actúa, hasta tanto alguien resulte
herido, o muera como resultado de una agresión.
Tiemblo al pensar
en aquellos ancianitos que esperan ansiosos el anochecer, para salir a las
calles de Centro Habana, o de otro lugar del país, para buscar en los tanques
públicos de basura, objetos que le sirvan para aliviar su triste sobrevivencia.
Por el joven de 22
años que acuchillaron, hace pocos días en mi barrio, por los opositores
políticos encarcelados, por los exiliados, por los veteranos de la guerra de
Angola que están olvidados, por el negro, por el blanco, por las jóvenes que se
prostituyen, en fin, por todos los que nacimos en Cuba y deseamos una patria
libre e independiente, unámonos.
reportasincensuracuba.blogspot.com
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